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22/01/2025Ya lo dijimos: nos gustaron en el Mubank, porque nos contagiaron su energía y nos llenaron de tan buen rollo que, pese a estar medio muertas de frío, nos hicieron bailar como locas, así que ya avisamos que si venían cerca, queríamos ver un concierto suyo. Y sí, en un momento fantástico de «agárrame el cubata», decidimos que Lisboa estaba «cerca» y que coger un vuelo para ir a verlos era de lo más razonable. Y no solo no nos arrepentimos, sino que volveríamos a hacerlo.
Por si todavía alguien no los tiene en el radar, P1Harmony es un grupo masculino de kpop que debutó en 2020 y que tiene como miembros a Keeho (líder), Theo, Jiung, Intak, Soul y Jongseob y pertenece a FNC Entertainment. Su nombre es una combinación de la P (por plus, en inglés), 1, como factor y la H (por armonía, también en lengua inglesa), pero la verdad es que si yo tuviera que definirlos una palabra pensaría más en algo como energía, ímpetu o magnetismo, porque no es que los chicos no hagan honor al concepto armonía, es que tienen una fuerza en escena que es apabullante y que hace que no consigas despegar la vista de ellos.
Nuestra cita con ellos fue el pasado viernes 17 de enero, a las 20’00 de la tarde en la sala Lisboa ao Vivo que, la verdad, no sé qué capacidad tiene, pero estaba a rebosar de P1eces y de mucha más gente, ya que entre el público también se veían bastantes acompañantes para los asistentes más jóvenes. Estábamos todos de pie y muy pegados unos con otros, lo que hizo que los chicos se preocupasen en más de una ocasión por los asistentes y que nos pidieran que tuviéramos consideración unos con otros para evitar situaciones incómodas. Pero, precisamente, el estar todos tan cerca, también nos dio grandes momentos, ya que la interacción con P1Harmony fue tremenda y ellos mismos nos dijeron que nunca habían estado tan cerca del público en un concierto.
El concierto arrancó con Street Star entre niveles de gritos impresionantes y con una descarga de confeti blanco que llenó la sala entera antes de pasar a Emergency, donde Theo hizo un solo de guitarra y el escenario se iluminó con bengalas gigantes, justo antes de que cantasen Everybody Clap y que los chicos se presentasen, como grupo e individualmente y nos felicitasen el año nuevo a todos, tanto en inglés como en portugués. Se notaba que estaban contentos de estar en Lisboa, donde nunca habían actuado antes, y eso, junto a sus buenos deseos para 2025 y muchas interacciones en portugués con el público, es algo que repitieron durante toda la noche. Y es que este arranque de espectáculo, con esas tres canciones y las primeras conversaciones, fue un gran ejemplo de lo que iban a ser las casi 3 horas que duró el concierto, cargado de simpatía y momentos divertidos, pero también de intensidad, fiesta, sensualidad o risas, y todo ello con un despliegue técnico, de luces, fuego, humo, confeti y otras sorpresas, que fue realmente impresionante.
A esas siguió Heartbeat Drum, con nuevo despliegue de confeti y cañones de humo y todos nos vinimos arriba, bailando y saltando como podíamos en el espacio que teníamos, como en un auténtico festival. Tras un momento de conversación con nosotros, pasaron a las canciones lentas, con I Am You y Butterfly y, ante la pregunta de qué canción preferíamos, el público eligió la segunda por goleada, con todo el mundo coreando el título. Y ya ahí, tras la sexta canción, nos dijeron que querían volver, pero no solo para actuar, sino también para pasar aquí las vacaciones, cuando hiciera buen tiempo y se pueda ir a nadar y a conocer las playas. Ni que decir tiene, la gente se volvió loca y se notó que había muchísimo español entre el público, porque los fans sugirieron, a voces obviamente, destinos turísticos como Málaga, València o Alicante. Si quieren playas, que se vengan, que aquí tenemos muchas y estamos encantadas de recibirlos.
Si pensábamos que hasta entonces había habido marcha, se quedó en nada con lo que vino cuando empezaron a cantar Killin’ It y SAD SONG, y es que estos chicos cantan de maravilla, pero verlos bailar y disfrutar con sus fans está a otro nivel. Y así, por todo lo alto, cerraron la primera parte del concierto, nos dejaron con un vídeo y nos tuvimos que despedir de esos looks blancos tan geniales con los que habían abierto el espectáculo.
Pero tras el vídeo empezaron los solos, que abrió mi bias, Theo, cantando con la guitarra el mítico Don’t Look Back in Anger de Oasis, con todos entregadísimos, entonando la letra de la canción con él. Y con un pequeño bis, ya que al terminar, volvió a tocar los acordes con la guitarra y esta vez fuimos nosotros quienes le cantamos a él. Le siguió Intak con On My Mama, con una coreo que no podía ser más sexy (oh my god, el momento cinturón) y tan dinámica que ni las cámaras podían seguirle el ritmo. Después de él, Jongseob, el maknae del grupo, nos marcó el ritmo e hizo cantar al público al ritmo de Praise the Lord (ASAP Rocky). Y, a continuación, Soul solo hizo un solo de baile maravilloso, de los que cualquier amante de la danza contemporánea, no solo los fans del kpop, disfrutaría. Tras él, Keeho, cantó WILDFLOWER, de Billie Eilish, a coro con el público y es que esta fue una de esas actuaciones donde la letra de la canción se proyectaba en las pantallas del concierto. Y el apartado de solos lo cerró Jiung al ritmo de Baby, de Justin Bieber, que todos los que estábamos allí gozamos, bailamos y cantamos con él.
Después de un nuevo vídeo, volvieron los chicos, ahora de oscuro y he de decir que, al ver a Jiung con un jersey de cuello cisne pensé que cómo era posible que, hasta que aterricé en Corea, nunca me había parado a pensar lo sexy que podía estar un hombre vestido así. Las siguientes canciones fueron Pyramid, Black Hole y Look at Me Now, entre el delirio del público (que lo dimos todo), haces de luz, explosiones de confeti rojo y bengalas que iluminaban todo el escenario y parte de la sala.
Tras eso se produjeron varios de mis momentos favoritos de la noche: el primero de ellos fue cuando los chicos hablaron de los solos que más les habían gustado e Intak comentó que, al ser el escenario tan íntimo y estar los fans tan cerca, le había dado vergüenza hacer su solo. ¿Y qué hizo el resto del grupo y todos los que estábamos allí? Pues obviamente pedirle que repitiera el momento cinturón. Y fue muy, pero que muy divertido verle volver a hacer los pasos de esa coreo, muy sexy en la ejecución, pero muerto de vergüenza cada vez que se paraba a pensar y a mirar las caras de la gente. Esa dualidad de sexy y avergonzado al mismo tiempo fue genial. Pero lo que no sabíamos ninguno de los que estábamos allí (ellos tampoco) es que se venía el momentazo chisme, pero chisme de los de verdad: Keeho se puso a entrevistar a fans aleatorias (más adelante serían los demás quienes harían preguntas a gente del público) y una chica contó su historia, que en 2024 lo había dejado con su novio de varios años, un novio que no le permitía ir a conciertos (ante esto el público entero abucheando como si no hubiera mañana) y que, después de dejarlo, él intentó contactar con ella varias veces, desde distintos números de teléfono, se lió con su amiga y que hacía una semana él le había vuelto a escribir deseándole feliz año nuevo y echándole en cara que ya lo había olvidado. La historia tiene su aquel, pero lo que era impagable eran las reacciones de los chicos: Keeho no solo era el entrevistador, sino que también ejercía de traductor, del inglés al coreano, para que el resto del grupo pudiera seguir la historia; Intak estaba interesadísimo con lo que estaba oyendo y las caras de todos a medida que la chica hablaba o ellos oían la traducción eran de «no me lo puedo creer», pero es que eso no es nada al lado de lo de Jiung, que estaba implicadísimo con la historia, flipando en directo y dando saltos por el escenario ante lo que oía. Era muy divertido verlos en plan maruja total, especialmente a Jiung, pero -sobre todo- fue muy bonito verlos así de implicados con la historia de una de sus fans y todos acabamos gritando «déjalo en 2024», liderados por Keeho.
La canción de Fall in Love Again, que fue la siguiente, venía al pelo para lo que nos acababan de contar, y a continuación cantaron BFF, antes de una nueva ronda de entrevistas con las fans, en la que intentaron encontrarle novio entre el público a una chica que dijo que era muy rica, le felicitaron el cumpleaños a otra, que además consiguió que Intak le cantase un trocito de canción a capella y entrevistaron a una terecera, tan afónica como in love con Soul, y cantaron un trocito de It’s Alright a petición de esta última fan.
Con Back Down y JUMP se presagiaba el fin de fiesta por todo lo alto y es que el nivel de energía acumulado en la sala era la leche, con todo el mundo entregadísimo, tanto ellos como nosotros, y alentados por el despliegue técnico, que no podía molar más. Para Follow Me nos pidieron que nos agachásemos en el momento de la canción que tocaba y que saltásemos a continuación, pero estábamos todos tan apretujados que nos dijeron que lo hiciéramos solo si teníamos espacio y veíamos que se podía saltar sin peligro para los demás. Y es que a los chicos se les veía preocupados por la seguridad del público, de pegados que estábamos, así que entre comentarios de «os amo mucho, Lisboa» o «nos estáis llenando de energía» siempre hacían alguna llamada a la precaución (sí, son un amor). Para Countdown To Love nos tenían guardada otra sorpresa y es que, de repente, empezaron a salir globos gigantes por todas partes de la sala con las que el público estuvo jugando y moviendo para que llegasen al escenario, y es que el ambiente no podía ser más festivalero.
Y se despidieron. Y se fueron del escenario. Y apagaron las luces. Y de allí no se movía nadie. Nos pusimos a reclamar más canciones a gritos, hasta que un nuevo vídeo dio paso al encore, en el que salieron vestidos con el merchandising oficial y cantaron I See U, Love Me for Me, AYAYA y Last Call. Todos hablaron en esta última parte, especialmente los que no se habían dirigido mucho al público antes, como Jongseob, aprovechando que en la sala había un traductor de coreano a portugués. Los chicos coincidieron en que, pese a ser la primera vez que iban a Portugal, estaban encantados con el cariño de la gente, que habían disfrutado mucho y estaban muy agradecidos. También dijeron que volverían, y a una sala más grande, algo que los fans agradecimos con vítores y aplausos. Acabaron agotados: no paraban de saltar y bailar sobre el escenario, poniéndose cosas que el público les tiraba y demostrando su buena sintonía entre ellos con momentos muy divertidos, como el trenecito que fueron formando y en el que, para alegría de él, no les dio tiempo a integrar a Theo, porque justo se acabó la canción. Pero cuando se acercaban a las vallas los pobres se apoyaban para descansar, aunque fuera un momento, y llegaron hasta a preguntarnos si no íbamos a perder el último autobús, porque aquella fiesta se prolongaba continuamente.
Finalmente, tras las fotos de rigor con el público (a falta de una, cinco) se despidieron, esta vez sí de verdad, y todos les aplaudimos con agradecimiento por este pedazo de concierto que nos habían regalado, en el que nos dieron toda la energía que tenían y en el que, al menos desde abajo, daba la sensación de que ellos, como nosotros, habían disfrutado de lo lindo. Les dijimos adiós con la mano y, viendo las caras de la gente alrededor, sentí que todos teníamos la misma sensación de cercanía con ellos y que todos pensábamos que, con seguridad, a estos chicos volveremos a verlos pronto. Ahora, que ya han pasado varios días, seguimos digiriendo el concierto, y es que la experiencia fue muy guay, así que -desde aquí- gracias P1Harmony, por ese conciertazo, gracias P1eces por el buen rollo que se vivió en una sala que no era ideal y, sobre todo, gracias, chingus, por vivir esta experiencia conmigo.
